►Verdurillas y Almuerzos [Priv. Simon]

La mañana transcurría como de costumbre, levantarse a la hora que los vigilantes indicaban, arreglarse  y después de esperar un rato la ansiada hora del desayuno, cielos, la comida de ese comedor le fascinaba, no era como lo que el mismo se cocinaba cuando estaba en casa, no, nada comparado con las sopas instantáneas, pero bueno.
¿Qué escogería el día de hoy para almorzar, que sorpresas les tendrían?, lo que sea que fuese, que sea mejor que la comida del Mc.Dondalds donde trabajaba, todo lo que hacía lo hacía siendo vigilado, pero en esta ocasión se le había dado una pequeña libertad, Isac nunca fue un paciente conflictivo, solo tiene un severo problema de obsesión que puede ser peligroso, pero nada grabe. Se acercó a la barra de alimentos para pedir su desayuno y casualmente había algo que le traía recuerdos de su queridísima casa, -Quisiera de aquellas verduras bañadas en queso, por favor.- aunque el mismo sabía que odiaba las verduras, se las comería, ya daba igual.

Busco donde sentarse y a donde quiera que voltease había muchedumbre, no le agradaba, pero tampoco le desagradaba, ni él se entendía, solo, no quería estar rodeado de personas con las que no pudiera charlar tranquilamente, por lo que se dispuso a caminar y buscar una mesilla semi desocupada en las orillas del enorme cuarto, encontrando una casi a la esquina, al lado de la ventana que da rumbo al jardín, sentándose así al lado de un joven con anteojos -Ni pregunte, ya me senté ¿Puedo sentarme aquí?-, no le volteo a ver, simplemente lo dijo mirando sus alimentos y esperando una respuesta suponiendo un “ya te sentaste”.

Estaba completamente seguro, pensaba Simon mientras se echaba desanimadamente comida a la boca, que si no fuera por los horarios marcados ya se habría quedado anoréxico. El sabor de su arroz con tortilla estaba bien, si, pero su apetito era poco o nulo y si fuera decisión suya él se habría tomado un jugo de manzana y con eso habría tenido para todo el día, y ese era su muy importante pensamiento mientras sentía como la comida ya se empezaba a helar.

Quizás el sonido de su propia mandíbula masticando lo distraía mucho, pero muy de la nada una voz le pregunto si se podía sentar ahí aunque ahora que se dio cuenta ya lo había hecho, lo que le dio un escalofrió por los nervios que le subieron desde el estómago hasta la cara, casi se sentía como un ataque sorpresa, y quería voltear a ver bien quien le hablaba pero luego de ver alrededor para asegurarse de que estaba relativamente lleno y ese era su motivo de estar ahí, apenas logro enfocar la vista en sus manos largas y blancas más el plato que tenia de verduras cubiertas en queso. ¿Eso era un plato que se podía hacer? No sabía hasta ahora.

Quería decirle que no había problema, pero intuía que le saldría la voz rasposa y eso le dio motivos para concentrarse mejor en su propia comida y solo asentir con la cabeza a ver si el otro le entendía, aunque de todas formas ¿Qué importaba? Si ya se había sentado y lo más que podría hacer seria aburrirse e irse a otro lado y el peor de los casos era que le hiciera preguntas incomodas o que se burlara de él, igual en ambas situaciones el solo respondería con silencio.

Le miro asentir ligeramente con la cabeza así que se tranquilizó, quizás el chico no platicaba mucho, no es como si él lo hiciera también, pero ya tanto tiempo ahí encerrado le parecía estresante, debía hacer amigos, o compañeros o algo así. -Gracias, la verdad es que no quisiera incomodar, por lo que si lo hago dímelo por favor- le comento con un tono de voz suave, sabe que no todos los internos son personas “consientes”, así que también debe cuidar la manera en la que trata a los demás -Pienso que si te sentaste apartado de todos, debe ser por alguna razón, como el lugar está demasiado lleno o, simplemente querías disfrutar de tu soledad- Y al fin probo bocado de su desayuno, no sabía mal, de hecho estaba rico, pero no le traía esa nostalgia al paladar que el esperaba, así que continuo distrayéndose a si mismo, esperando, a ver si el chico si quiera se animaba a decir una palabra, viendo a un punto perdido en el comedor, quizás la ventana, que como se mencionó con anterioridad, daba a los jardines, amplios, coloridos y llenos de flores, vista hermosa, que casi nadie se espera en un sanatorio para locos.

sorry:

Hablar con desconocidos siempre lo descolocaba y le daba vergüenza, esta no era la excepción al caso pero ayudaba bastante el tono suave que usaba el muchacho, pensando que a lo mejor no podría ser tan malo hablar un poquito, ya que parecía lo suficientemente paciente.

Cuando termino de masticar alzo un poco la vista para verlo mientras hablaba, haciendo una lectura rápida de sus facciones, seguido de volver a desviar la vista.

-...No me molesta- susurro en un hilo de voz tan minúsculo que temía que el contrario no haya alcanzado a escuchar, viéndose venir que se tuviera que obligar a elevar el volumen de voz. Pensó si debía responderle porque se había sentado ahí, pero no había mucha ciencia y se cohibía pensando que podría sonar tonto.

-Se....ve bonito afuera...- igual se atrevió quizás en un susurro más bajo que el anterior, arrepintiéndose de inmediato y llenándose la boca de arroz para no hablar nunca jamás por siempre.