Descansando al aire libre~ (Priv.Isac)

A pesar de lo nublado que estaba el cielo, aquel día era brillante para Gunji. Era la primera vez que le dejaban salir de su celda desde su llegada, y estaba tremendamente emocionado por salir. Las enfermeras decían que era un interno un poco infantil y que se quejaba mucho, pero que al fin y al cabo no se portaba mal. Obviamente, no podía hacerlo, le sedaban para ir a comer y le tenían confinado sin darle la más mínima posibilidad para hacer nada. A ese paso iba a volverse un adicto a los somníferos que le suministraban.


Sin embargo aquella vez iba a ser diferente. Habían decidido soltarle para comprobar su comportamiento con los otros internos que estuvieran en los jardines. Habían sido lo suficientemente precavidos como para diseñar un collarín manejado a distancia que le inyectaba los sedantes cuando los celadores pulsaban un botón, por si reaccionaba de manera violenta con algún otro enfermo o trabajador del centro. En caso de que fuera bien, cada vez le sacarían más a menudo, para ir registrando el progreso. No le hacía mucha gracia que le trataran como a un animal, pero al fin y al cabo era como vivir gratis, aunque sin la diversión de asesinar a gente.


Finalmente llegó el momento en el que le iban a sacar, después de la comida. Aún estaba algo aturdido debido a la droga que le habían dado antes de comer, pero eso no quitaba que fuera a disfrutar del tiempo libre que le habían concedido. Aunque fueran solo un par de horas, tendría tiempo de sobra para tomar el aire y despejarse de la monotonía de su celda.


Una vez estuvo fuera se estiró todo lo que pudo, quería sentir la libertad de un sitio abierto. Estuvo durante un largo rato correteando de un lado para otro, simplemente explorando aquél enorme patio. Una vez se hubo cansado ya no supo que hacer. No había visto a ningún otro interno, a pesar de que le habían dicho que no estaría solo. “Oh, venga ya” pensó, temiéndose que pasaría aquellas horas sin ver a nadie “Menudo coñazo de tarde me espera...” Chasqueó la lengua y se dirigió a uno de los jardines, tumbándose a descansar en el césped esperando que algo interesante ocurriese, aunque por lo que parecía lo único que podía ocurrir era que empezase a llover.