Experiencias de una mañana [Priv Gunji ] +18

-Hoy le toco uno de los nuevos, siempre se preguntaba porque a ella, pero luego recordaba que ella en medio éxtasis había pedido, explícitamente, tener a todos los nuevos y a algunos que quería en especial y vaya hasta se sorprendió por ello, de que le hicieran caso. Suspiró y tomo la tabla con los documentos, comenzó a buscar cual habitación era la que seguía, era en el bloque de los secondi, un hombre llamado Gunji. Suspiró y rasco su mejilla, en la foto del documento se veía algo joven pero le preocupaba en su altura, si se ponía brusco ella que podría hacer. Negó con suavidad y recordó el juramento de Nightingle - Hacer lo que este en mis manos para ayudar a mis pacientes y dedicar mi vida al bienestar de los que están a mi cuidado – Comentó mientras alzaba su puño, animándose así misma. Comenzó a caminar para buscar lo que parecía la habitación del joven Gunji. Gritó para que abrieran la celda, y cuando lo hicieron ella entró, los guardias casi siempre rondaban cerca por lo que más o menos se sentía segura.- Buenos días joven, -volvió a revisar la tablilla con el documento- ¿Gunji? –cuestiono y tomo la silla que siempre tenían en las celdas. Pensó en varias cosas, como de que se veía bastante diferente a la foto, como de que tenía algo de miedo si estaba enorme y también de que a pesar de todo sabía que no debía tener esos pensamientos pues después de todo ese era su deber como enfermera y por la promesa que hizo al graduarse -

-Suspiró y después de eso estuvo en un minuto de silencio y volteó a verle con una sonrisa, claro después de haber revisado de nueva cuenta todos los papeles, que no eran tantos – Estoy aquí para su revisión diaria, así que… ¿Por qué no me cuentas tu día? –Era algo temprano pero seguro que para las once de la mañana ya tenía algunas experiencias, o eso esperaba-

Aquella mañana los celadores le habían despertado temprano, diciendo que tendría una enfermera nueva, ya que la primera que le habían asignado se había negado a tratar con él de nuevo por miedo, a pesar de que Gunji no le había hecho nada. Después de aquella noticia le habían llevado a desayunar, bajo el efecto de los sedantes, como siempre, y le habían llevado de vuelta a la celda. Como estaba cansado se volvió a dormir encima de la cama, sin siquiera molestarse en taparse con las sábanas. Apenas diez minutos antes de la sesión los celadores fueron a avisarle de que se preparase, despertándole de golpe para meterle prisa. Sin embargo, era obvio que en diez minutos no iba a tener tiempo para ducharse y vestirse. Cuando la nueva enfermera entró aún estaba sentado en la cama, mirando a la pared con cara de sueño. El efecto de los sedantes ya había pasado, pero Gunji era una de esas personas a las que les cuesta mucho despejarse después de salir de la cama. Escuchar la voz de la joven llamándole le hizo salir de su ensimismamiento, así que se frotó los ojos, se levantó de la cama y dio un par de pasos hacia ella, colocándose a su lado. La miró en silencio durante unos segundos antes de sujetar su rostro con una mano, la cual casi abarcaba toda su cabeza, y se acercó para mirarla muy de cerca, a apenas unos centímetros de distancia entre ambos.

-¿Tú eres la nueva? ¿Pero cuántos años tienes? ¿Eres de verdad? Pareces una muñeca. –Como siempre acabó hablando sin sentido, con preguntas tan estúpidas como si era realmente una persona. Se separó un poco de ella e ignoró por completo lo que ella le había preguntado, estirándose haciendo crujir sus huesos por completo. Fue hacia el pequeño armario que tenía, ya que aún llevaba lo que usaba como pijama, que más bien parecía ropa de deporta. Sacó una muda limpia, unos pantalones negros y una sudadera roja, tampoco le habían dejado llevar mucho más, pero no era algo que le importase. Miró a la chica de arriba abajo, era tan menuda que casi le producía ternura. Le recordaba a un pajarito, débil, y a Gunji le gustaban los animales, así que no le haría daño por el mero hecho de que le recordaba a la fragilidad de aquellos seres.- Me voy a duchar. -dijo mientras se desvestía de camino al baño, sin importarle en absoluto que ella estuviera allí.- No tardaré, puedes esperar ahí. O también puedes venir conmigo si lo prefieres. -comentó en un tono algo socarrón, imaginando que la joven se sentiría algo intimidada y avergonzada, ya que, al fin y al cabo no la iba a herir, pero siempre le gustaba divertirse a costa de los demás.

-Esperó la respuesta de Gunji, respuesta que nunca llegó si no que solamente le miro, por un momento se sintió algo preocupada por eso, y también algo incomoda… tal vez. – Ah… Bueno si no piensa hablar –comentó antes de levantarse pero no pudo hacer más pues el chico ya se había aferrado a su rostro, seguro tenía una cara tonta en ese momento. Paso saliva, en ningún momento dejo de verle a los ojos, lo bueno es que era una profesional porque si no, se hubiera puesto colorada en un segundo ya que para ella tener a un hombre tan cerca, después de su hermano, era algo impresionante. Soltó un suspiro y negó- Claro que soy humana, aunque agradezco sus comentarios, me hace sentir más bella –bromeo con el chico aunque lo que si admitía es que se había sorprendido por el agarre tan repentino, su rostro por lo general tenía una temperatura fría por lo que sentir la mano de su paciente le había dejado una sensación cálida y además ¿Una muñeca? Tan joven se veía o… ¿era por su cutis perfecto?... Bueno ahora fantaseaba por lo que hizo un leve movimiento con su cabeza para dispersar esos pensamientos, por ahora, innecesarios. –

- Tengo veintitrés –también contesto esa pregunta ya que no le molestaba decir su edad, mientras hablaba escribía algunas cosas, notas del comportamiento del contrario, entre otras cosas por lo que cuando regresó la mirada y el mayor ya se estaba desnudando, bueno…. Eso la tomó por sorpresa, una enorme. Con la tabla tapo su rostro para evitar verle y también desviaba su mirada- Anda… yo esperare aquí –verlo así era como romper su promesa de enfermera, cosas de sus valores por lo que mientras esperaba pensaba entretenerse mirando por los alrededores de la celda-

Se metió al cuarto de baño pensando en cómo haría aquella chica para parecer casi una adolescente. A pesar de que ella era mayor, parecía que tenía varios años menos que él. No tardó mucho en enjabonarse el cuerpo y lavarse el pelo, apenas diez minutos. Cuando se duchaba por las mañanas por lo general tardaba poco, odiaba tener que salir y encontrarse con el frío que solía hacer en la habitación, por lo que prefería acabar cuanto antes. Una vez salió de la ducha, se secó un poco y se ató la toalla en la cintura, cogiendo otra más pequeña para secarse el pelo con ella. Salió del cuarto de baño para ver que la joven seguía allí, como era de esperar. No tenía ninguna gana de tener una sesión de terapia en aquél momento, ya que las que había tenido con su anterior enfermera habían sido extremadamente aburridas porque esta se sentía continuamente intimidada y apenas interactuaban. Pero tampoco tenía nada mejor que hacer, así que tendría que ver cómo le iba con la nueva. Al menos esta le había contestado a las preguntas que había hecho y no se había asustado, la otra no hacía más que llamar a los guardias y a los celadores ante cualquier movimiento que le resultara peligroso, y parecía que todos se lo parecían, porque no dejaba de pedir ayuda.

-¿Es verdad que tienes veintitrés? - Volvió a acercarse a ella, aún sin estar vestido, llevando solo la toalla - Pareces mucho más joven que yo y aun así me sacas tres años. – También era cierto que Gunji siempre había parecido mayor, debido a su tamaño, aunque realmente era aún muy joven. La miró de arriba abajo nuevamente, era muy menuda y tampoco tenía un cuerpo excesivamente desarrollado, por lo que hacía que pensara aún más que realmente no tenía esa edad. Se encogió de hombros, puesto que tampoco le iba a dar más vueltas y cogió la ropa que había sacado previamente del armario. Al igual que antes no le había importado desnudarse delante de la joven, de nuevo lo hizo. Se quitó la toalla y terminó de quitarse la humedad del cuerpo antes de vestirse. Se puso la ropa interior y después los pantalones, los cuales no llevaban sus cinturones y accesorios habituales porque “podían ser utilizados como armas”, según los celadores. Ese razonamiento le parecía una tontería, podía matar perfectamente a alguien con sus propias manos, sin necesidad de armas, pero aun así le habían quitado parte de su estilo con aquella acción. Como acostumbraba a no llevar camiseta, pensó en ponerse la sudadera con el torso desnudo, pero realmente no hacía tanto frío, así que decidió quedarse sin nada puesto en la parte superior de su cuerpo, dejando ver los tatuajes que llevaba. No se calzó las botas ya que cuando estaba en la celda no solía hacerlo, tal vez por su origen japonés estaba acostumbrado a dejar los zapatos de calle en la entrada y caminar por su cuarto con calcetines o zapatillas de casa. Se dejó caer en la cama acomodándose y dirigió la mirada a la joven.
-Bueno, ¿qué es lo que tengo que hacer? – preguntó directamente sobre la terapia, esperando las instrucciones de la chica.

-Suspiro, cuando el muchacho entro a bañarse ella se levantó de su silla para poder investigar lo que tenía en su cuarto, puede que sea algo grosero pero lastimosamente era su responsabilidad y más que nada deber. Comenzó a buscar en los gabinetes, solo tenían ropa, se sorprendió de que tuviera todo ordenado hasta le ocasiono una leve sonrisa – Vaya… -murmuró para ella misma. Continuó con su búsqueda sin embargo no encontró gran cosa, por lo que no podía anotar nada en la hoja de la terapia, puesto que eso lo quería guardar como un secreto, algo divertido, tal vez. Mientras estaba para se quedó mirando a su alrededor, como si estuviera en busca de algo pero sin tener idea de lo que era. Estuvo pensando y pensando hasta que el chico salió, volteo a verle y sonrió “Discúlpame” quería decir pero Gunji la interrumpió - ¿Ah?... Ah… -se rio un poco por la pregunta – Si… Sé que no parezco de esa edad pero supongo que fue por la desnutrición… tal vez –recordaba su pasado, cuando su hermano era piloto, y cuando era su único sustento- O porque soy la mejor enfermera y me hago mis cuidados  -bromeo un poco en el chico, que ahora que se daba cuanta era mayor que su paciente - ¿Te saco tres años? –la sorpresa en su rostro arruino por completo su rostro profesional –

No… ¿O sí? –Tomó los documentos y observó su edad detenidamente – No puede ser… -suspiró y se quitó el sombrero que tenía sobre su cabello, dejándolo caer al suelo, realmente no se dio cuenta de ello por lo que ni siquiera se agacho para levantarlo. – Pero eres alto así que supongo que en eso no me ganas –por alguna razón se sentía entre bien y mal, bien porque había ganado pero mal porque ganó por su edad, era como una viejita o algo así. Saber que era más bajita que Gunji le daba una sensación de alivio, momentánea, luego se quejaría o algo por el estilo. Estaba tan concentrada en sus pensamientos que no se dio cuenta que se estaba desnudando justo enfrente de ella. Un rojo carmín se hospedo en sus mejillas, sobre todo porque volteó a verle y vio, todo, todo exactamente todo, lo peor es que no era la parte de atrás si no la de adelante, tuvo que ver esa cosa de ahí. Movió sus manos desesperada intentando tapar aquello hasta que simplemente se dio la vuelta – Discúlpame, l-lo siento –decía tartamudeando como una tonta. Ni siquiera pensaba en la terapia -¿Qué tienes que hacer? Ah… Bueno yo realmente soy primeriza por lo que no sabía que tenemos que hacer, A-Además somos enfermera y paciente e-es imposible –negó bastante segura de lo que decía, aun pensando en que estaba desnudo en frente suyo-

Cuando la joven mencionó lo de su altura en parte se sintió halagado, le gustaba el hecho de ser tan grande, eso hacía que intimidar a la gente fuera mucho más fácil. Además, su fuerza física se correspondía con su altura, lo que era una ventaja para él ya que eso le proporcionaba una situación dominante en la mayoría de situaciones.

Trató de aguantar una carcajada al notar la reacción de la joven cuando esta le vio sin ropa, pero finalmente no puedo evitarlo y acabó soltando una risa. Pensaba que de verdad parecía que fuese un pajarillo caído del nido, inocente y parecía fácil de asustar. Habría sido una víctima fácil si hubiera querido, pero ya había decidido no hacerle nada debido a que le resultaba demasiado linda.

-¿Qué pasa, que no has visto nunca a nadie desnudo? A tu edad deberías ya tener cierta experiencia con los hombres, ¿no? – Comentó haciendo hincapié en el dato de “su edad”, para tomarle el pelo respecto al hecho de que era mayor. Una vez se acomodó en la cama vio que la joven aún seguía con la mirada apartada y sonrojada, lo que provocó otra pequeña risa, esta vez más disimulada.- Por mí no te disculpes, me da igual que me vean sin ropa. – Se encogió de hombros levemente, nunca había tenido pudor porque le vieran de aquella manera y esa vez no iba a ser diferente. Pero al escuchar sus últimas palabras se sorprendió notablemente ¿en qué estaba pensando aquella joven? Él había preguntado sobre la terapia, pero parecía ser que ella estaba con la mente en otro sitio. Sonrió para sí mismo al oír aquello, pensando en provocar a la chica para ver su reacción, que imaginaba que fuera similar a las anteriores. Se puso en pie y se acercó a ella para susurrar en su oído, aunque para poder hacerlo tuvo que agacharse un poco debido a la diferencia de estatura entre ambos. – Yo me refería a la terapia, ¿sabes? Pero lo que tú dices no es imposible en absoluto, solo tienes que cerrar la puerta con llave y no hacer mucho ruido, te prometo que nadie se enteraría. - Se separó de su oído para mirarle a los ojos, colocándose de nuevo a pocos centímetros de su rostro con una sonrisa maliciosa dibujada en sus labios. Esperaba una respuesta brusca por parte de la joven, que se apartara sonrojada, que llamara a los guardias o incluso que le pegara un tortazo, aunque eso no le preocupaba porque imaginaba que no tendría mucha fuerza con aquellos bracitos tan delgados.

-Sentía que quería decir algo como “Eres muy malo, ¿Cómo te puedes burlar de mí?” y cosas así, se cruzó de brazos y negó con suavidad, en realidad nunca había estado con un hombre pues no pensaba en cosas como esas. Relamió sus labios, su rostro aún estaba impregnado de ese horrible rojo y no podía quitar de su cabeza la imagen de su paciente desnudo, le hacía vibrar el corazón, paso saliva, llevó sus manos hasta su pecho para que por lo menos se calmara, un poco. - ¿Cómo no te da pena que te vean desnudo? ¿Ah?.... ¿Eres tonto? –pregunto aun avergonzada, observando cualquier cosa para distraerse y no pensar en nada más, ya casi se calmaba, ya casi estaba por acabar, ya casi su rostro volvía a la normalidad y así poder voltear a verle pero tenía que llegar y hablarle de esa forma-

-Llevó sus manos a su rostro, lo cubrió de inmediato en cuanto sentía que le hablaba, aun escuchaba esas palabras en su cabeza “No es tan imposible” “Si no haces mucho ruido” Muchas imágenes pasaron por su rostro, de esas veces que sus compañeras hablaban sobre sus encuentros con sus novios y de lo que hacían, presumían como si fuera algún trofeo de una competencia y a veces lo hacían para intimidarla, pues era bien sabido de su inocencia, lo cual para ella era bastante molesto. Descubrió su rostro y se encontró con la sorpresa de que estuviera delante suyo – N-No soy una mujer fácil –aseguró, sobre todo porque no quería que su primera vez fuera con un paciente, las habladurías no le importaban, porque no estaba ahí para eso, pero podría perder su licencia y entonces ¿A dónde iría? - ¿Cómo crees que puedes estar conmigo? –su coraje por ser así y de haber recordado la burla que le llegaban a hacer le hizo hablar de más, cosa que no controlaba del todo, era un pequeño defecto que arruinaba todo- ¿No ves que yo soy una enfermera y tu un patético hombre que se quedó aquí atrapado? – estaba orgullosa de su trabajo y se lo estaba echando en cara, aunque ahora no pensaba en lo que decía a lo mejor sus palabras no causaban daño alguno al mayor- Además, al igual que yo debes ser muy torpe con lo que a sexo se refiere –con esas palabras terminó su berrinche, algo tonto ¿no?-

Spoiler:

Aquellas últimas palabras de la joven le habían resultado un poco molestas, ¿quién se creía ella para hablarle así? Sin embargo, no es que fuera un psicoanalista ni nada por el estilo, las cosas de pensar no le gustaban, pero por la experiencia adquirida en sus crímenes sabía que es normal que la gente usara palabras ofensivas a modo de defensa. Sabía que la rabia está a un paso del miedo, y eso le ponía mucho más fáciles las cosas. Le haría ver que no se había dejado intimidar por sus palabras, trataría de darles la vuelta para enseñarle la joven quién estaba en la posición dominante de la situación. Aunque fuera su enfermera, tenía una idea de cómo hacer que ella se sintiera inferior. Antes que nada, para que no pudiera llamar a los guardias, le tapó la boca con una mano con un rápido movimiento sin dejarle apenas tiempo a reaccionar, mientras con la otra la agarraba por las muñecas para dejarla inmovilizada, haciendo que los documentos que estaba sujetando cayeran al suelo. La miró de nuevo a los ojos, pero esta vez su mirada era más fría y penetrante. Aun así, la sonrisa no se había borrado de su rostro, lo que le daba un aspecto bastante sádico. Tenía intención de hacer que la joven se sintiera lo más asustada posible, incluso quería verla llorar. No era muy bueno con las palabras, pero lo intentaría de todos modos.

-¿Ah, que no eres una mujer fácil? Vaya, mejor, me gusta cuando se me resisten. –Murmuró en un tono suave pero intimidante, acorde con su expresión.- Mira, te lo voy a explicar despacito para que lo entiendas bien. Primero, no es que “no pueda estar contigo” sino que tú no quieres. Me sobra fuerza y experiencia como para violarte. –comentó como si nada, pues era cierto que antes de asesinar a algunas de sus víctimas, tanto hombres como mujeres, había abusado sexualmente de ellas.- Segundo, no me largo de aquí porque estáis todos los días dándome drogas que me dejan hecho una mierda, si no fuera por eso no tendría problema en matar a la mitad del personal y largarme. –En realidad no sabía si podría hacerlo realmente, porque muchos de los guardias y celadores llevaban taser para proporcionar descargas eléctricas a los internos, pero le daba igual, ya que decía esto para intimidar a la joven.- Y por último, ya te digo que no eres la primera ni de lejos, así que voy a demostrarte que no se me da nada mal, muñequita. - dirigiéndose a ella con aquél apelativo se pasó la lengua por los labios de manera perversa destapándole la boca para bajar la mano y colarla por debajo de la falda de la joven ágilmente, acariciando la parte interna de uno de sus muslos con el dorso de la mano. Procuró mantener bien sujetas sus muñecas, haciendo algo de fuerza para que la joven no pudiera zafarse de su agarre. –Ya verás qué bien lo vamos a pasar. - Susurró en su oído con algo de ironía. En realidad sabía que probablemente no fuera así, ya que le había destapado la boca y ella probablemente gritase para llamar a los guardias, quienes usarían la pistola eléctrica o la que le suministraba sedantes para inmovilizarlo. Aunque eso no le importaba realmente, ya que si se iba la volvería a ver en la próxima sesión, y en caso de que le cambiaran de enfermera siempre podía hacerlo con cualquiera que le resultara atractivo si sentía la necesidad de ello.

-Estaba fanfarroneando sobre su gran trabajo y creía que con un tronar de dedos todo se arreglaría sin embargo en un abrir y cerrar de ojos ya la tenía sometida, claro que fue tono desafiar a una persona que estaba en ese bloque, era como entrar a la jaula del león. Ahora si se había metido en una grande, pero de las que no te puedes zafar con un disculpas o un favor. De cierta forma estaba asustada, hace mucho que no era intimidada a ese grado, digo soportar las burlas era algo que ella podía controlar, pero ser violada, eso nunca, aunque por alguna razón estar en esa situación no le incomodaba. Escucho con atención todo lo que decía, hasta llegó a asentir una que otra vez, claro que estaba preocupada y es que ahora era una prisionera, ni siquiera podía gritar para pedir auxilio. Pasó saliva, intento mirarle directamente para que por lo menos creyera que no tenía miedo cuando en realidad su corazón estaba por salirse de su cuerpo. Cerró sus ojos y espero por lo peor.-

-Sintió que la pesadez sobre su rostro se terminó por lo que volvió a abrir sus ojos y logró mirar como el chico relamía sus labios, también sintió ese ligero pero brusco roce sobre sus glúteos pero ahora se preguntaba si debía gritar o jugar al papel de enfermera atrapada. Abrió sus labiales por un momento pero nada, ni una sola palabra salía de ellos, era como si de verdad quisiera estar ahí, con él. Volteo a verle directamente a los ojos – Si… Si no grito ¿Serás gentil? –“¿Qué rayos estás pensando?” una voz decía en su cabeza, “¿Estás perdiendo la cabeza?” Dijo otra, todo en su cabeza le decía que debía gritar, acabar la consulta y marcharse, sobre todo dejar que los guardias lo golpearan por haberle tocado con tal intromisión pero… también sabía que todos se enterarían si eso llegara a pasar, sería la burla de todos, eso nos sería difícil de controlar tampoco pero… Si alguien más sufría por cambiar de lugar, No, no podía permitirse eso, además… ¿Qué tan malo sería pasar un rato con él? ¿No se estaba divirtiendo hace unos momentos?-

-A pesar de estarlo viendo durante su pregunta, poco después de razonamiento desvió su mirada, apenada como si esperara una respuesta, a lo que se había ido a meter, sin embargo… por alguna razón su corazón latía con fuerza, ¿A dónde se había ido la Nino responsable?-

Se quedó algo desconcertado al recibir aquella reacción como respuesta a sus acciones. Cualquier otra chica hubiera hecho lo que fuera por zafarse, esperaba incluso que le hubiera mordido la mano para que dejara de taparle la boca y pedir ayuda, pero eso no había sido así, ella había sido mucho más sumisa de lo que había pensado. Había notado que la joven estaba intentando ocultar su miedo, pero también notaba que sus manos estaban estaban temblando levemente y eso la delataba. No había pensado en violarla realmente porque pensaba que acabaría teniendo que enfrentarse a los guardias, pero ahora que se veía en aquella situación dudaba un poco respecto a qué debía hacer. Pensó en dejarla marchar sin más, ya la había asustado, que era su principal propósito, pero las palabras de la enfermera le pillaron por sorpresa. ¿Eso quería decir que iba a dejarse? -Huh, o sea que ¿en realidad sí que quieres….? -Rió por lo bajo, no había esperado aquello ni mucho menos.- Entonces tendré cuidado, pero tú también tendrás que poner algo de tu parte.-Dejó de agarrarle las muñecas para que la joven tuviera libertad de movimientos con las manos, mientras él subía la suya por la pierna de la chica. -Así que es tu primera vez, ¿hm? Bueno, imagino que en algún vídeo habrás visto lo que tienes que hacer, ¿no?  

A pesar de que la joven era tan inocente imaginó que al menos tendría una idea básica de cómo funcionaba el sexo. No solo el acto en sí, lo cual era de esperarse, sino los preliminares y la excitación previa que aquello conllevaba. Por si acaso prefirió asegurarse y dejarle bien claras las cosas, no fuera a llevarse un disgusto si la joven resultaba tener poca habilidad. Como no sabía cómo explicárselo técnicamente, decidió hacerlo como si de una niña pequeña se tratara. -No sé si lo sabes, pero antes de que el oso entre a la cueva hay que hacer otras cosas. Hay que preparar la cueva para que esté húmeda y calentita, y el oso también tiene que estar listo, tiene que crecer y ponerse alegre antes de entrar(?). -A pesar de lo estúpido que sonaba aquello, era la mejor explicación que podía darle sobre los preliminares y esperaba que la joven lo entendiera. Tampoco quería indicarle todo como si fueran instrucciones diciéndole “pon la mano aquí”, “muévela así” ni nada similar, porque le resultaría tedioso. Quería comprobar lo que sabía la chica y hasta qué punto estaba dispuesta de actuar ella misma sin que él tuviera que guiarla.  Por dejarle una pauta clara, con la mano que tenía libre se desabrochó el pantalón, esperando que pillase la indirecta. Después de aquél gesto llevó esa misma mano a la cremallera del vestido de la joven y empezó a bajarla despacio para ver cómo reaccionaba, mientras subía la otra mano hasta sus braguitas, jugando con el elástico de estas.

Spoiler:

Bueno, si te dije es por algo ¿no? –comentó aun apenada, pensaba en que aun ahora podía arrepentirse pero prefirió no hacerlo y seguir con el plan. - ¿De mi parte? –volteo a verle y ladeo su rostro pensando en lo que se supone tenía que hacer. Hizo un pequeño puchero cuando hizo el ahínco en que si era su primera vez – Claro que lo es –aseguró podría tener veintitrés años y ser una joven inocente ¿Acaso eso era un delito? Se sentía como una niña pero al final de cuentas en lo que era el tema del sexo pues no podría fanfarronear de ser la mejor. Suspiró  – aunque solamente se lo que me han platicado mis compañeras… -explico puesto que ni siquiera había visto videos como esos, probablemente era la más inocente en esa celda, o en la clínica,  pero también la más ansiosa y curiosa de lo que vendría después.-

- Miró detenidamente al chico, escuchando todo lo que decía, hasta se rio un poco de la forma en que lo explico, era como enseñarle a un niño como es que vienen los bebés - ¿Sabes que te escuchaste muy tonto? – Volvió a reírse tapando su boca con la diestra, poco después su risa paró pero una pequeña sonrisa se quedó en sus labios. Realmente se la estaba pasando bien-  Pero no te preocupes, se un poco –dejó que la tocara y que bajara el cierre del vestido, hasta que la desnudara, aunque tenía algo de pena eso no lo podía negar - ya sabes tengo que hacer algo con mi boca… ¿no?... –contesto mientras llevaba su mirada al cierre del pantalón, que ya estaba desabrochado- pero… ¿tengo que arrodillarme? –En realidad la idea de hacer eso no le gustaba, puesto que era un tanto delicada con el suelo, no quería lastimarse sus rodillas-

-Se apartó ligeramente para quitarse el uniforme, le dio la espalda para que solo eso pudiera ver mientras torpemente cubría el frente con su vestido-  Ahm… -no sabía que decir por lo que solamente se sentó en la cama, agradecía que la celda del chico fuera una de las que están aisladas y por completo cubiertas-

Spoiler:

Sonrió para sí cuando la joven se rio por su explicación, parecía ser que se estaba calmando y eso le facilitaba las cosas a ambos. Observó cómo se quitaba el vestido tímidamente y se sentaba en la cama, escuchando aquellos comentarios que sonaban tan inocentes. -Pero no te tapes, déjame verte bien, ¿por qué te da tanta vergüenza?- tomó del brazo a la joven e hizo que se levantara, procurando no ser demasiado brusco con ella. -Eres adorable, pequeñita, con la piel blanca… de verdad que pareces una muñeca de porcelana. –Miró de nuevo su cuerpo con detalle, haciendo que diera una vuelta sobre sí misma para apreciarlo mejor. – Ah, por cierto, aún me has dicho tu nombre.- Se dio cuenta de que había estado todo el rato usando apelativos con ella, pero que todavía no se había presentado, a pesar de ser su enfermera. Mientras le decía aquellas palabras le desabrochó el sujetador con gran habilidad, haciendo que este cayera al suelo. Rápidamente la sujetó de las manos para que no pudiera taparse y observó su cuerpo casi desnudo por completo. Con la mano libre acarició su piel suavemente, sabía que las mujeres solían ser más sensibles a ese tipo de tratos y que probablemente ella reaccionaría más aún por ser primeriza. –Bueno, antes de usar la boca creo que deberías usar las manos.

Soltó a la joven para quitarse el pantalón con más comodidad, dejándolo por ahí y quedándose en ropa interior. Después tomo una de sus manos y la llevó hasta su entrepierna para guiarla un poco, esperando que ella hiciera el resto. Bajó la otra mano por el vientre hasta la entrepierna de la joven y comenzó a proporcionarle suaves caricias por encima de las braguitas. Empezó con bastante suavidad para que la joven pudiera acostumbrarse a la sensación, no sabía si lo habría hecho alguna vez por su cuenta, pero prefirió hacerlo de aquella manera por si acaso. Buscaba excitar a la enfermera para que se soltara más y probara a actuar por su propia cuenta, así que decidió continuar estimulándola hasta ver que sus acciones resultaban efectivas. Con la otra mano, que ahora ya estaba libre, agarró un de sus pechos, acariciándolo también con delicadeza, sabía que si era brusco eso no le agradaría a la chica. Para rematar las atenciones que le estaba dando, se acercó a su oído y susurro con una sonrisa perversa. - ¿Así bien, señorita? – tras aquellas palabras acercó los labios a su cuello, pasando la lengua por su piel antes de darle un pequeño mordisco.

-//-:

Pues es porque soy primeriza, y… no se –antes de que pudiera terminar el chico ya la había levantado, sus mejillas se tornaron de ese rojo que parecía ya ser familiar más que nada por los halagos que gunji le decía- Ah… Cierto –se le había olvidado por completo su nombre tal vez porque toda la consulta se desvió a algo como esto. Le miro directamente y sonrió- Soy Nino –respondió, no se había dado cuenta de ni en un momento menciono su nombre “Uwah que modales los míos” Pensó en sus adentros mientras dejaba caer el vestido, como ya no pensaba en la pena solamente dejo que se resbalara de sus manos- Eres rápido –respondió en cuanto le desabrochó el sujetador, le dejo mirar un poco pues era la única opción que le quedaba al estar aprisionada de sus manos.-

-Un suave suspiro salió de sus labiales mientras se dejaba tocar por el rubio, el calor comenzaba a brotar, aunque fuera poco se notaba por el frío tan común que había en las celdas. “Mis manos ¿ah?” se cuestionó mientras pensaba bien en lo que debía hacer, quería que Gunji se sintiera bien pero sabía que era algo torpe pasa eso. Cuando se bajó el pantalón miró detenidamente el cuerpo contrario, recordaba bien como se veía debajo de su ropa interior por lo que no se le hizo tan difícil comenzar a tocar, sobre la ropa interior todo estaba perfecto pero estaba algo insegura al pensar que tendría que lamerlo. Intento concentrarse bien en los movimientos de su mano, iba de arriba abajo también lo apretujó con ligereza, ahora ya no era difícil imaginar cómo se vería erecto puesto que estaba tomando forma en su mano. Durante las caricias pequeños gemidos salían de su boca y algunas convulsiones lograban dominarla, no era nada brusco solamente era la reacción de su cuerpo contra el placer que estaba sintiendo por el tacto de gunji. No creía que podría sentirse así y mucho menos que algo tan simple la podría ansiosa, mientras recibía y daba caricias miraba el suelo pero de un momento a otro volteo a verle para rogar por más, no se creía que fuera ella la que pedía por más-

-Te estás volviendo muy obediente… -Comentó con una sonrisa al notar que la joven comenzaba a mover la mano. A pesar de ser su primera vez, por el momento estaba acertando con sus movimientos, lo que hacía que el cuerpo de Gunji reaccionara poco a poco. Parecía mentira que unos minutos antes la tuviera retenida y estuviera casi amenazándola y que no mucho más tarde se hubiera vuelto tan dócil. Las caricias de la chica le resultaban bastante placenteras, aunque aún estaba esperando que pusiera más ganas en ello. Dirigió la mirada a su rostro y rio para sí al verla tan concentrada. – Ey, que no estás haciendo un examen ni nada, relájate. –Si bien era cierto que se notaba que estaba bastante menos tensa que antes, también era fácil de ver que todavía estaba algo nerviosa. Él lo entendía, era su primera vez y no tenía experiencia de ningún tipo, pero en cierto modo le resultaba un poco un obstáculo, no era una persona a la que se le diera bien ser cuidadoso con la gente. Sin embargo, la inocencia de la chica en parte le excitaba, le gustaba la idea de que iba a ser el primero en disfrutar de aquel cuerpo intacto.

Escuchaba los pequeños gemidos de la joven con deleite mientras aumentaba la intensidad de sus caricias, pero le sorprendió escuchar que la joven pedía más. Eso le hacía pensar que realmente era tan inocente porque se había estado reprimiendo, o había estado evitando las relaciones físicas, pero tal conocimiento estaba fuera de su alcance. Y realmente en aquel instante no era lo que más le importaba, prefería seguir disfrutando del momento. Por ello decidió colar la mano que estaba acariciando su sexo por el interior de su ropa interior, continuando con sus acciones directamente contra la piel de la joven. No tardó en darse cuenta de que ésta ya estaba algo mojada, lo que aprovechó para humedecer sus dedos y hacer sus caricias algo más rápidas, pero aún con suavidad. Tras unos instantes con aquellas caricias, procedió a introducir su dedo corazón en el interior de la joven, con lentitud, esperando que ella se adaptara antes de comenzar a moverlo despacio, ayudándose de sus flujos para lubricar el movimiento.

Es que… -balbuceo- intento hacerlo bien –hizo un pequeño puchero, estaba insegura de sobre si lo estaba haciendo correctamente o no, aunque parecía que estaba yendo por el buen camino pues el miembro de Gunji se estaba poniendo erecto. Relamió sus labios mientras continuaba el movimiento con sus manos, era algo torpe puesto que aún no tenía idea de que hacer o donde tocar, “Tal vez con la boca sería mejor” pensó sin dejar de mirarle.-

-Estuvo en sus pensamientos durante un rato hasta que esa pequeña intromisión la regresó a la realidad. No tuvo otra opción de recargarse sobre el pecho contrario, se sentía extraño, no doloroso pero le parecía algo raro. Volteo a verle y negó rápidamente- Ah… –en realidad quería acostarse, se tenía algo débil y aun así no se explicaba cómo sus caderas se estaban balanceando de un lado a otro como si pidieran a gritos tener al mayor ya dentro de ella.-

-Sentía el miembro del mayor algo seco, dificil de manipular y hasta tenía la sensación de que tal vez le dolería por lo que se apartó del chico, primero retirando su mano de su intimidad.-  Espera –pronunció, se acomodó para acercar su boca al pene del chico y de esta forma comenzar a lamerlo, desde la cabeza hasta el final del falo, era algo grande por lo que era muy probable que no entrara todo en su boca y de hecho tenía algo de miedo de que “eso” entrara en su interior. Lo lamió como si de una paleta se tratase, pero al final se concentró en el glande donde parecía ser que era donde más disfrutaba-

Notaba como su miembro se endurecía rápidamente por las atenciones de la chica, quien parecía aún bastante concentrada en lo que estaba haciendo. Escuchar que decía que trataba de hacerlo bien hizo que riera internamente, le parecía algo gracioso que pensara tanto en ello, pero a la vez le resultaba un poco tierno. Mientras continuaba con los movimientos de su mano sentía el cuerpo de Nino estremecerse, le daba la sensación incluso de que las piernas de la muchacha estaban flaqueando.

Aunque no le habría importado que ella hubiera continuado con aquellas caricias, agradecía que estuviera intentando hacer por sí misma lo que creía oportuno, y de momento parecía ser que no iba mal encaminada. Cuando la joven se arrodilló y tuvo que sacar la mano de su ropa interior la miró a los ojos y sonrió de lado, lamiendo sus dedos para limpiarlos de los fluidos de la chica. Ver cómo pasaba la lengua por su miembro y como le dedicaba tanta atención le estaba excitando bastante, aún no se explicaba cómo habían llegado a esa situación, pero le agradaba el contraste entre el aspecto y las palabras tan inocentes de Nino frente a la manera en la que estaba actuando. Parecía muy ingenua y tímida, pero no perdía el tiempo en tratar de darle placer. Con aquellos pensamientos en mente, observaba como la chica usaba la lengua en su glande, dejando escapar algún que otro suspiro de placer por aquello.

Quería ser gentil con ella, pero también quería sentirla más y mejor, por lo que se apartó un poco de ella y la hizo poner de pie. Había recordado que la joven había preguntado si debía arrodillarse, dándole a entender que aquello le molestaba. La tomó por la cintura y la alzó del suelo, ella era tan menuda y él tan fuerte que no le costó ningún esfuerzo. Después de colocar a la joven sobre la cama, se recostó en el colchón acomodándose. La posicionó de manera que el rostro de la chica quedara de nuevo a la altura de sus caderas, y con cuidado acercó una mano a su mentón mientras con la otra sujetaba su propio miembro, haciéndole abrir la boca para introducirlo despacio en esta. Su cavidad era algo pequeña y sus labios hacían presión contra su miembro, algo un poco incómodo pero a la vez placentero. Sin embargo, sentir la calidez y la humedad de su boca en su pene hizo que casi por inercia enredara los dedos en su pelo, incitándola a que empezara a mover la cabeza y continuar con la felación de aquella manera.